Posturas de Yoga para dormir mejor

Mar 31, 2020 | CONSEJOS, DEPORTE

Algunas posturas de yoga o asanas son ideales para preparar el tiempo de sueño. Estas posturas pueden realizarse en el propio dormitorio o en algún lugar agradable de la casa, que sea silencioso y suficientemente espacioso, donde te asegures cierta tranquilidad.

La práctica de yoga ayuda a dormir mejor: tanto a conciliar el sueño con facilidad como a mantenerlo durante la noche, favoreciendo la sensación de descanso y renovación al despertarnos por la mañana.

Cómo afecta el yoga al descanso

La práctica de posturas de yoga tranquilas, pasivas y restaurativas antes de irnos a dormir, beneficiará un buen descanso y evitará sueños intranquilos y contracturas mientras dormimos.

El yoga es beneficioso en el sentido de que favorece la relajación, disminuyendo el estrés. Representa la conexión entre el cuerpo, el alma y la mente, lo que, en un sentido más próximo a la medicina occidental, se traduce en la liberación de serotonina y melatonina, así como la activación del sistema parasimpático.

Posturas o Asanas que benefician un buen descanso

 

Postura 1

Separa los pies a la altura de las caderas en posición de pie, cierra los ojos y calma la respiración. Deja las mandíbulas relajadas, observando posibles tensiones corporales, soltándolas al exhalar durante la respiración.

Lleva las manos detrás a la nuca, flexionando ligeramente la cabeza hacia delante. Mantén la espalda recta y, poco a poco, suelta los brazos para ir flexionando toda la columna hacia abajo, doblando las vértebras, lentamente, dejando caer la cabeza y los brazos.

Si te resulta muy difícil, puedes flexionar levemente las rodillas. Muy despacio y de forma natural, ve subiendo también vértebra a vértebra, hasta llegar a la vertical, y realiza círculos con los hombros hacia atrás.

Postura 2

Siéntate en el suelo o bien ya, directamente, sobre el colchón, siempre que este sea lo suficientemente firme. Con las piernas cruzadas, realiza pequeños movimientos naturales y fluidos con el tronco, relajando los hombros.

A continuación junta las plantas de los pies y flexiona las rodillas. Agarra tus pies con las manos, manteniendo tus brazos por la parte externa de las piernas y con los codos por delante de las mismas.

Redondea la espalda, mantén el ombligo hacia dentro y deja que tu cabeza caiga hacia delante, casi tocándote los pies. Respira con tranquilidad en esta posición varias veces, notando como se relajan caderas e ingles, para subir después sin prisa.

Postura 3

Con un bolster, o bien con dos o tres almohadas apiladas por delante de ti, colócate de rodillas con las puntas de los dedos gordos de los pies unidas, y con las rodillas separadas.

Recuéstate encima de la pila de almohadas, dejando caer la cabeza a un lado. Los brazos cuelgan y las manos reposan sobre la cama. Relájate y respira, para luego cambiar de lado la cabeza, relajando el cuello y notando como la gravedad tira del cuerpo hacia abajo. Puedes descansar en esta postura varios minutos.

Postura 4

Coloca unas almohadas bajo tus rodillas en posición sentada con las caderas abiertas y los pies tocándose. En esta postura, échate hacia atrás, hacia un bolster o una montaña de almohadas. Notarás al respirar como el pecho se abre y el torso se relaja.

Puedes quedarte en esta postura respirando durante unos dos minutos, para luego subir apoyándote en tus brazos.

Postura 5

Coloca una almohada al borde de la pared, sentándote encima, lo más pegado a la pared posible, apoyando las piernas extendidas hacia arriba sobre la pared. Relaja los brazos a lo largo del cuerpo prestando atención a las sensaciones de retorno venoso en tus piernas. Esta postura relaja el corazón, y al ser cómoda y pasiva es muy fácil de realizar. Para bajar flexiona las rodillas colocando los pies en la pared y déjate caer hacia un lado para volver a la posición sentada.