Ahogo nocturno: qué hacer si te quedas sin aire de repente
El ahogo nocturno se produce a consecuencia de un problema en la respiración mientras estamos durmiendo. Las causas de padecerlo son muy variadas y pueden ocasionarse por diferentes motivos. Aunque suele ser una dolencia común entre las personas que sufren problemas cardiacos y pulmonares, también puede aparecer de una forma puntual.
Causas del ahogo nocturno
Quedarse sin aire mientras se duerme es una situación incómoda que, en ocasiones, puede ser síntoma de alguna enfermedad. Por eso, si ocurre habitualmente, es conveniente visitar la consulta de un médico especialista para que descarte cualquier problema grave a través de las pruebas pertinentes.
Padecer la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una de las principales causas que suele producir ahogo nocturno. Otras no tan graves, pero no menos molestas, son las apneas del sueño y los laringoespasmos en los que de la misma manera nos podemos quedar sin aire de repente.
Apnea obstructiva del sueño
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno en el que la respiración se detiene repentinamente y se vuelve a reanudar durante el sueño. En estos casos se recupera después de unos segundos con un ronquido o resoplido fuerte.
Este tipo de apnea es la más habitual y ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan de forma que bloquean las vías respiratorias durante el sueño. Se manifiesta durante la noche a través de micro despertares de los que la mayoría de veces no nos damos ni cuenta.
Uno de los signos que manifiestan la posibilidad de padecer esta molestia son los ronquidos habituales causados por el aire que trata de pasar a través de la vía bloqueada. Resulta curioso que uno de los factores de riesgo que provoca esta dolencia puede ser una predisposición hereditaria.
Aunque se piense que es un problema que padecen exclusivamente los adultos, en algunas ocasiones pueden sufrirlo los niños pequeños ya sea por la forma del paladar, por la inflamación de las amígdalas o por tener vegetaciones.
El exceso de peso también puede provocar ahogos nocturnos a consecuencia del síndrome de hipoventilación por obesidad. Quienes lo padecen experimentan una mecánica ventilatoria deficiente que causa niveles bajos de oxígeno en la sangre.
Laringoespasmos
Se trata de un espasmo de las cuerdas vocales que dificultan la respiración temporalmente. Tienen una duración inferior a un minuto y se producen como un mecanismo de defensa para que no entren cuerpos extraños en nuestro sistema respiratorio.
Durante los catarros, episodios de mucha tos e incluso por no estar lo suficientemente hidratado, suele aparecer esta sensación de ahogo. Los laringoespasmos suelen ser imprevisibles por lo que es conveniente no perder la calma. La dificultad respiratoria que se produce puede ser alarmante, pero en ningún caso va más allá de un pequeño susto.
Por eso, tener este tipo de paradas respiratorias durante el sueño conlleva una serie de problemas que afectan a nuestro día a día. Debido a la somnolencia puede empeorar nuestro estado de ánimo y afectar al rendimiento de nuestras tareas. Incluso hay más riesgos de padecer accidentes por exceso de cansancio.
Soluciones a tener en cuenta para evitar el ahogo nocturno
En cualquiera de los casos, es recomendable eliminar el consumo de alcohol y tabaco si existe, bajar de peso en el supuesto de que sea necesario y hacer ejercicio regularmente. Además, mantener una dieta equilibrada siempre es una buena opción para mejorar nuestra salud.
Si por la gravedad resulta necesario, los dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) suelen ser muy efectivos. Evitan los trastornos respiratorios y normalizan el transcurso del sueño desapareciendo la incomodidad y los problemas que conlleva no descansar adecuadamente.
Otra de las opciones es realizar un estudio del sueño en el que se registren la frecuencia cardíaca, el esfuerzo ventilatorio, el nivel de oxígeno en la sangre y las fases del sueño. Con esta prueba se puede averiguar el grado de severidad del problema en función del número de pausas que se producen sin respirar.
También puedes optar por una una cama articulada. La ventaja que ofrecen es que puedes elegir entre los múltiples planos de posición según las necesidades de cada momento y encontrar la idónea para facilitar la respiración.