Cuando cambiar el colchón: 8 claves infalibles

Sep 23, 2022 | CONSEJOS, DESCANSO | 0 Comentarios

Cada vez que adquirimos un nuevo colchón, nos asaltan las mismas preguntas: ¿Cuándo habrá que volverlo a cambiar? ¿En qué momento sabremos que ha perdido sus prestaciones? ¿Durará lo mismo que el anterior? Partiendo de la premisa de que la vida útil de un colchón está en los diez años, te damos las claves para detectar cuándo ha llegado la hora de sustituirlo.

8 señales que te mandará tu colchón para que lo sustituyas por un nuevo modelo

Ha cumplido más de 10 años

Si hay algo que aprendimos cuando vimos ‘El Rey León’ es aquello del círculo de la vida. Un ciclo sin fin que nos afecta a todo y a todos, incluyendo los colchones. Tras muchos años de estudio, los especialistas en el mundo del descanso han establecido que la vida útil de un colchón es la de diez años. Una década en la que has de pensar que nos hemos pasado un tercio del tiempo durmiendo. Es decir, tres años de uso y disfrute. Ha llegado el momento de sustituirlo y no dejarnos llevar por sentimentalismos. Debemos ser prácticos y navegar por un catálogo como el de Maxcolchon que ofrecerá modelos para todo tipo de bolsillos, fisionomías y necesidades.

Hemos encontrado deformaciones

Hay una razón para cambiar de colchón que funciona como una suma de todas. Básicamente, porque es la principal de todas: la cama tiene deformaciones, ha perdido su firmeza, su capacidad de adaptación o incluso ya no transpira como antes. Los motivos por los que un colchón puede tener deformaciones pueden ir desde el tipo o el tiempo de uso al sobrepeso del durmiente. En conclusión, cuando encontremos marcas, elevaciones, hoyos y otro tipo de taras en él, habrá llegado el momento de sustituirlo por un nuevo modelo.

Se ha vuelto incómodo

Si decimos que hay un colchón por cada durmiente es porque cada persona tiene sus propias necesidades. Y la más básica, simple e individual de todas, es la comodidad. Por ello en Maxcolchon dividimos en niveles de transpirabilidad, firmeza y adaptabilidad. Y estos niveles, a su vez, se puntúan del 1 al 10. De esta manera, podemos adaptarnos a todos los gustos. Por todo ello, un colchón ha de cambiarse por otro cuando ha dejado de aportarnos comodidad.

Nos provoca problemas físicos

Un colchón que no alinea de manera recta tu espalda es sinónimo de molestias al día siguiente. Cualquier tipo de mala postura por la noche va a acarrear problemas en la columna vertebral, el cuello, las extremidades o la espalda. Y todos estos problemas físicos siempre acaban derivado en psicológicos y emocionales (al no descansar correctamente y comenzar con los problemas de salud).

Cuando cambiar el colchón

Por muy buen mantenimiento que le damos, su higiene deja mucho que desear

No basta con ser limpios y mantener la correcta higiene del colchón. Hay veces que nuestra cama, por diferentes motivos, pierde sus propiedades. Todo ello nos lleva a padecer alergias y a estornudar cada vez que nos acostamos. La proliferación de ácaros y otras bacterias nos lleva a la sustitución del colchón.

Hemos experimentado cambios físicos y corporales

El “no eres tú, soy yo” aplicado al descanso. La infancia, la adolescencia o la vejez son fases de la vida que llevan implícitas cambios físicos y corporales. Incluso en la etapa adulta podemos ganar o perder peso, lo cual nos conlleva una serie de necesidades diferentes. En conclusión, a veces el colchón puede seguir rindiendo a la perfección, pero ya no es el más indicado para nuestro descanso. Tocará cambiarlo.

Nos mudamos de casa

Ya sea por pereza, por ahorrar el dinero del transporte o porque es el mejor momento para aprovechar e invertir en un nuevo modelo, las mudanzas pueden significar el cambio de colchón. Aprovecha ese momento para descubrir las novedades y revoluciones que ha experimentado el sector del descanso. Encontrarás colchones de viscoelástica, látex o muelles ensacados que pueden convertirse en el eje central de tu salud durante los próximos diez años. ¿Y qué mejor que estrenarlo en tu nueva vivienda?

Has comprado un modelo defectuoso

La llegada de Internet ha provocado que se multipliquen las marcas comerciales. Un acceso inmediato a las diferentes webs y aplicaciones que a veces se transforma en ofertas milagrosas difíciles de rechazar. Es ahí cuando podemos caer en adquirir productos de baja calidad. Y en el caso de un colchón la sorpresa no tardará en descubrirse. Básicamente, la primera noche te que te acuestes en él y compruebes que no alcanza unos mínimos de calidad. Por eso siempre hay que confiar en empresas contrastadas y que, además, sean fabricantes. Este es el caso de Maxcolchon.