Por qué dormimos con los puños cerrados

Feb 18, 2022 | CONSEJOS, DESCANSO | 0 Comentarios

¿Alguna vez te ha ocurrido? Te despiertas en mitad de la noche, y, de repente, te das cuenta de que estás durmiendo con los puños cerrados. Lo cierto es que es algo que vemos mucho en los bebés, pero puede resultarnos extraño cuando ya somos mayores.

Lo cierto es que esta práctica no es tan extraña entre los adultos, especialmente cuando no estamos pasando por un buen momento. Apretar los puños mientras se duerme suele ser un signo de nerviosismo, confusión o ansiedad generalizada.

¿Por qué dormimos con los puños cerrados?

Apretar los puños mientras se duerme suele ser un signo de nerviosismo, ansiedad generalizada o confusión. Esto se puede evidenciar en el hecho de que algunas personas tienden a apretar los puños cuando reaccionan a algún problema. Se cree que esta acción es una reacción natural del cuerpo para inducir una sensación de desagrado en nuestro interior.

Generalmente, se cree que apretar los puños de forma puntual y aleatoria puede ser normal. Sin embargo, si siempre te despiertas con los puños cerrados, esto podría ser un signo preocupante.

El hecho de apretar los puños de forma regular mientras dormimos podría hacer que nos despertásemos con una inflamación y dolor inusuales en las manos. Cuando notes estos signos, lo mejor será evaluar la situación y abordar las causas.

A continuación te dejamos algunas de las razones por las que hay quien tiende a apretar mucho los puños y las consecuencias que esto puede tener.

Condiciones médicas subyacentes

Cerrar los puños a menudo podría estar relacionado con alguna enfermedad subyacente. En concreto, las personas con epilepsia, por ejemplo, podrían sufrir este problema a menudo, que, aunque suele presentarse durante el día, también podría darse por la noche.

Ira reprimida

La mayoría de personas prefieren no expresar sus sentimientos, especialmente en lo que a la ira se refiere. Esto podría tener algo que ver con lo que nos enseñan de pequeños: en esta época, suele ser moralmente inaceptable expresar sentimientos como la ira.

Por qué dormimos con los puños cerrados

Lamentablemente, es común ver a adultos con dificultades para expresar sentimientos como este, y, al final, la ira que no sacamos en esta forma acaba saliendo por algún lado. Es así como puede aparecer fácilmente por la noche, cuando dormimos, en forma de apretar los puños.

Estrés y ansiedad

Es normal sentirse estresado de vez en cuando. Si estás pasando por una de esas épocas, o bien sufres un trastorno de ansiedad, esta podría ser la causa de que aprietes tanto los puños por la noche.

Apretar los puños puede servir para crear una sensación de conexión con la tierra dentro del cuerpo. Si sueles apretar los puños mientras duermes, puede que quieras consultar lo con un profesional de la salud mental.

Reacción a ciertos medicamentos

Es común que el cuerpo reaccione a ciertos medicamentos. De hecho, según la AARP (Asociación Americana de Personas Retiradas), 

¿Qué hacer ante este problema?

Las manifestaciones que ocurren durante el sueño, especialmente las físicas, pueden ser un mensaje de que algo no anda bien en nuestra vida. Es por eso que resulta fundamental esforzarse por descifrar lo que el cerebro trata de comunicarnos.

Si bien generalmente no es fácil captar lo que el cuerpo o el cerebro están tratando de comunicar, trabajando en ello o simplemente consultando con un profesional puede ser una manera para averiguar por qué dormimos con los puños cerrados.

Si te has estado despertando con las manos apretadas y te sientes inusualmente dolorido, es probable que necesites encontrar una manera de abordar esta condición. El primer paso para ello es saber identificar el factor desencadenante de este problema, llegar a su raíz. Puede que lo que necesites sea aprender a expresar tus sentimientos, tratar de controlar el estrés, mantenerte hidratado o simplemente dormir en una cama más cómoda.

Aún así, es posible que lo que necesites sea ver a un médico. Por eso, si te pasa cada noche, lo mejor será que consultes con un profesional lo antes posible. ¡Descansar es clave, y más clave resulta hacerlo bien!