Síndrome de piernas inquietas: ¿Qué es y cómo evitarlo?

Nov 9, 2021 | TRASTORNOS DEL SUEÑO

Conocido también como la enfermedad de Willis-Ekbom, el síndrome de las piernas inquietas es un trastorno de origen neurológico que afecta aproximadamente a un 2 ó 3% de la población.

¿En qué consiste el síndrome de piernas inquietas?

Esta desagradable afección consiste en el impulso incontrolable de mover las piernas, provocando por lo general una sensación muy incómoda. Además, es propenso a suceder en momentos muy concretos del día (básicamente por la tarde o por la noche) y siempre cuando el que la padece está sentado o tumbado en la cama.

Aunque puede surgir en cualquier edad, el síndrome de las piernas inquietas suele aparecer pasados los cuarenta años y afecta por igual tanto a hombres como a mujeres. Según dictan los estudios realizados sobre este trastorno, en un 20% de los casos colindan otras enfermedades o situaciones médicas que parecen explicar la aparición del síndrome: anemia, insuficiencia renal, polineuropatía, embarazo o el uso de determinados fármacos dopaminérgicos. Existen también otros ascendentes relacionados con antecedentes familiares.

La evolución del síndrome de las piernas inquietas suele ser crónica y, lamentablemente, progresiva. Este aumento de su intensidad con el paso del tiempo acaba alterando el descanso de los enfermos y, por ende, su condición física.

Sus síntomas están asociados a molestias en piernas o brazos, la imperiosa necesidad de mover las extremidades y la proliferación o aumento del dolor en momentos de escasa actividad (estar tumbado, sentado en el sofá, etc.).

¿Cuáles son las causas del síndrome de piernas inquietas?

Como decíamos anteriormente, existe un factor hereditario asociado al síndrome de las piernas inquietas. Esta probable causa alcanza mayor relevancia si la enfermedad aparece antes de que el afectado cumpla los 40 años. Según diversos estudios, los investigadores científicos han determinado que existen sitios en los cromosomas donde podrían estar presentes los genes que ocasionan esta enfermedad de Willis-Ekbom.

Aunque por lo general se desconoce la verdadera causa de su aparición, se sospecha que puede estar provocado por un desequilibrio en los índices de la dopamina, la sustancia química del cerebro que controla el movimiento de nuestros músculos.

Otra de las mencionadas situaciones médicas asociadas al SPI es la del embarazo. Los cambios hormonales que sufren las mujeres encintas pueden originar la aparición del síndrome. Aunque nunca lo hayan padecido con anterioridad, algunas embarazadas pueden contraer esta enfermedad en el último trimestre del embarazo, desapareciendo de manera afortunada tras el parto.

síndrome de piernas inquietas

¿El síndrome de piernas inquietas tiene cura?

Una vez diagnosticado el síndrome de piernas inquietas, has de saber que no solo existen medidas farmacológicas para paliar sus consecuencias. Y como en tantas otras situaciones médicas su tratamiento está asociadas al descanso. Si padeces SPI debes mantener una correcta higiene del sueño consistente en mantener un horario regular, realizar ejercicio físico moderado y, por supuesto, no consumir ciertas sustancias como el tabaco, el alcohol e incluso el café. Además, es importante también no abusar de fármacos como antihistamínicos, sedantes bloqueadores de la propia dopamina y antidepresivos.

La enfermedad de Willis-Ekbom es un trastorno cuyo curso es crónico y progresivo. Aunque de primeras suele aparecer de forma esporádica a través de pequeñas molestias, con el paso del tiempo la intensidad se incrementa en grado y duración. Esto provoca que los que la padecen pierden calidad en su descanso. Aumenta el insomnio, la ansiedad y los nervios se apoderan del estado de ánimo, atenazando al enfermo. Esta falta de bienestar obliga a un tratamiento farmacológico de índole personalizado.

Con independencia de la gravedad, aconsejamos que lo primero que debes hacer si sus síntomas han aparecido es que visites a tu especialista médico. Ponerse en manos de profesionales es el primer paso para una pronta y deseable recuperación.

Tal y como hemos explicado, el SPI es una enfermedad degenerativa, por lo que su tratamiento más eficaz, como ocurre con la mayoría de enfermedades, es la prevención de la misma. A continuación, te indicamos algunos consejos que te ayudarán a evitar esta enfermedad.

Soluciones para evitar el síndrome de piernas inquietas

1. Realizar ejercicio

Este problema tiende a manifestarse con más complicaciones en aquellas personas sedentarias. Por ello, el deporte y el ejercicio regular resultan ideales para mejorar la circulación sanguínea. Además, la actividad física también ayuda a prevenir problemas como la retención de líquidos. Algunas prácticas como el yoga, la natación o el pilates son de las más recomendadas. En este aspecto, es mejor evitar practicar ejercicio por la noche, porque puede causar el efecto contrario al que deseamos, activándonos aún más.

2. Utilizar medias

Utilizar medias o calcetines altos por la noche al dormir hace que se mantenga una temperatura más alta en los pies. Esto puede resultar positivo debido a que el frío puede ocasionar algunos síntomas del SPI. Es importante que no aprieten excesivamente, ya que este hecho podría ocasionar una indebida circulación sanguínea. Aunque este remedio no esté comprobado científicamente, son muchos los que aseguran que al tener menos frío en las piernas reducen el problema.

3. Reducir el estrés

Aunque podamos pensar que no tiene nada que ver, las situaciones y episodios de estrés prolongados pueden tener un papel en la aparición del síndrome de las piernas inquietas. Esto puede deberse a que el estado emocional que implica el estrés puede provocar cambios bruscos en la actividad hormonal así como en la circulación de la sangre.

Por ello, una buena forma de reducir el estrés y con ello las crisis de las piernas inquietas por la noche puede ser la introducción de técnicas de relajación, como la respiración profunda o meditación.

4. Aplicar frío y calor

Una ingeniosa opción para tratar de reducir los síntomas que produce este trastorno, puede ser aplicar fuentes de frío y calor. Algunos de estos síntomas van desde el hormigueo en las piernas, hasta la tensión muscular o la sensación de picor. Por ello una posible opción es aplicar frío y calor a través de compresas, aplicándolas de forma alternada: primero calientes y después frías. Es recomendable dejarlas actuar varios minutos para que hagan efecto y posteriormente secar las zonas que han cubierto.

5. Realizar mensajes

Aplicar masajes sobre las zonas afectadas, incluso cuando no se presenten síntomas, puede resultar muy positivo para mantener las piernas relajadas y una circulación sanguínea activa.

A su vez, los masajes producen un efecto calor capaz de disminuir la tensión muscular y que puede servir de ayuda contra los molestos calambres nocturnos. También podemos emplear aceites esenciales calmantes como la lavanda, el eucalipto o el romero a la hora de realizar los masajes.

6. Sustancias y medicamentos

Algunas sustancias como la cafeína, el alcohol, y el tabaco pueden agravar los síntomas en los pacientes con predisposición a desarrollar el SPI. Es por ello que la reducción o la eliminación total de tales sustancias puede aliviar los síntomas.

Por otro lado algunos medicamentos como los empleados para prevenir las náuseas y algunos medicamentos para la gripe o las alergias pueden agravar los síntomas. Por ello es importante tomarlos únicamente bajo recomendación y supervisión médica.

Como podemos ver, aunque el SPI no esté catalogado como una enfermedad grave, a la larga puede disminuir la calidad de vida considerablemente. Por ese motivo, es imprescindible que los pacientes encuentren remedios con los que calmar los síntomas y reducir las molestias que pueden ocasionar. ¿Has probado ya alguno de nuestros remedios?

7. Elegir un buen colchón

También podemos aliviar los síntomas con simples gestos como utilizar un colchón ergonómico donde el cuerpo pueda adaptarse por completo y descanse adecuadamente. Aunque los espasmos o las molestias no estén provocados por una mala disposición de la columna o la cadera, si utilizamos un colchón adecuado estaremos favoreciendo la relajación articular y muscular, ayudando a reducir el deseo de mover las piernas. Además, si dormimos en pareja, será mejor tener un colchón de gran independencia de lechos para que nuestro compañero note lo menos posible los movimientos de las piernas y evitar así despertares indeseados.