Un buen colchón mima tu espalda

Jul 6, 2020 | DORMITORIO, PRODUCTOS

¿Sabías que un colchón en mal estado puede ser una de las principales causas del dolor de espalda? Los colchones van deformándose y moldeando su forma con el tiempo debido a nuestro uso diario.

A causa de este desgaste, a menudo, se generan vicios postulares que adoptamos de forma inconsciente mientras dormimos. Estas posturas son una expresión de que nuestro cuerpo siente molestias y pueden perjudicar nuestra espalda y nuestra salud. Por ello, no es recomendable alargar la vida de un colchón más de 10 años.

Cómo elegir un colchón que cuide de nuestra espalda

Escasos años atrás se pusieron de moda los colchones muy duros con el fin de aliviar el dolor de espalda. No obstante, lo cierto es que estos colchones no eran siempre los más indicados para cualquier durmiente. Esto se debe a que los colchones de alta firmeza no ceden ante la presión del cuerpo, por lo que acaban causando molestias y presión sobre los huesos. Además, pueden llegar a producir inflamaciones, especialmente en  las zonas de apoyo como la cadera y los hombros (si se duerme de lado) y en la zona lumbar (en el caso de dormir de espaldas).

Según revela Manel Domingo, fisioterapeuta y Decano del Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña, la elección de un colchón que mime nuestra espalda depende de tres aspectos clave: la posición en la que dormimos, nuestro peso y la altura que tengamos.

A continuación te explicamos algunas recomendaciones que puedes tener en cuenta según la postura que adoptes al dormir:

  • Si acostumbras a dormir hacia un lado (derecho o izquierdo) sobre uno de los perfiles del cuerpo, lo más recomendable puede ser elegir un colchón que ofrezca la adaptabilidad y los materiales adecuados para permitir reducir los puntos de presión.
  • Al dormir adoptando la posición boca arriba o decúbito supino, lo ideal es elegir un colchón que evite que el cuerpo y la espalda se hundan y que garantice la curvatura natural de nuestra columna.
  • Dormir boca abajo es una posición poco recomendada por los especialistas en descanso debido a los problemas cervicales y de columna que puede acarrear. Además, esta posición puede dificultar y obstruir la respiración mientras descansamos. No obstante, si dormimos hacia abajo, la opción más indicada pueden ser los colchones con una firmeza intermedia.

Por otro lado, es importante tener en cuenta nuestro peso a la hora de escoger un colchón. Básicamente, cuanto mayor sea nuestro peso, mayor grado de firmeza debe tener el colchón que elijamos. De esta forma, el colchón repartirá mejor el peso y evitará hundimientos en la zona de la espalda. Si, por el contrario, nuestra masa corporal corresponde a nuestra altura o tenemos una constitución delgada, se recomienda un colchón más flexible con un grado de firmeza intermedia.

Materiales, precios y cambios de colchón

A la hora de elegir un colchón podemos encontrar distintos materiales y modelos, desde los colchones de muelles ensacados, los de espuma o los modelos con componentes viscoelásticos hasta los colchones de látex. No obstante, aquí más que el material lo que realmente importa es que el colchón se adapte perfectamente a nuestra espalda y movimientos. Por eso, la elección del material es una cuestión de preferencias personales, excepto en aquellos casos en que exista alguna patología que requiera un colchón específico.

Un consejo para elegir debidamente un colchón es prestar atención a estas 3 características esenciales (sea del material que sea): el grado de firmeza, la transpiración que ofrece y el nivel de adaptabilidad de un colchón. Si atendemos a estos tres aspectos indicados por cada fabricante será más fácil acertar en nuestra elección. Y si además es hipoalergénico mucho mejor.

No siempre un precio más elevado garantiza una mejor calidad de nuestro descanso, ya que cada persona se puede adaptar de forma muy distinta a un tipo u otro de colchón. Por ejemplo, los colchones viscoelásticos suelen ser los más caros y pueden ser una buena inversión para determinadas personas. Sin embargo, a otras les pueden molestar la memoria que tiene su superficie y, por ello, no conseguir acostumbrarse.

Por último, es importante saber que después de un cambio de colchón nuestro cuerpo puede tardar entre dos y cuatro semanas en adaptarse a la nueva superficie. Además, al principio puede provocarnos molestias en la espalda, las piernas o las caderas. No obstante, no debemos preocuparnos, ya que pasado este tiempo de acomodación al nuevo colchón, estas molestias tendrían que desaparecer. Y si no te acabas de adaptar, no tienes por qué preocuparte: Maxcolchon te proporciona un plazo de 100 noches para probar los colchones adquiridos.

Y tú, ¿cuánto tiempo hace que no cambias de colchón? ¡Disfruta del descanso que te mereces con un buen colchón que mima tu espalda!