Cómo despertar a un sonámbulo

Abr 25, 2022 | TRASTORNOS DEL SUEÑO, SONAMBULISMO | 0 Comentarios

Tenemos la imagen más típica en la cabeza, aquella en la que un durmiente se levanta de la cama, con los brazos extendidos hacia delante, los ojos cerrados y camina como si fuera un fantasma o el monstruo de Frankenstein. Así es cómo el imaginario colectivo ha definido el sonambulismo. Una especie de trastorno mucho más habitual en la infancia que en la edad adulta. Y un trastorno del sueño del que siempre surge una duda y otra derivada: ¿Es bueno despertar al sonámbulo? Y, en caso afirmativo, ¿cómo despertarlo?

¿Qué es el sonambulismo?

Es, sin duda, el trastorno asociado al sueño más famoso de todos los que existen. Una parasomnia tan popular que hasta ha sido un mecanismo utilizado en la literatura y la ficción audiovisual. Pero, ¿qué es el sonambulismo?

Como decíamos, su definición más básica hablaría de un trastorno asociado al sueño. Una perturbación que consiste en personas que, estando dormidas, se levantan de la cama y realizan acciones o movimientos. El durmiente puede ponerse a andar por la casa durante unos episodios que suelen ser breves (entre unos segundos y 30 minutos). Lo más normal, es que caminen por la casa e incluso realicen algunas actividades tan cotidianas como ir al baño o a la cocina, mover muebles, vestirse e incluso salir a la calle en casos más extremos. Afortunadamente, rara vez llegan a esos puntos más peligrosos para su integridad física.

En el caso de no despertarlos, los sonámbulos suelen volver a la cama y seguir durmiendo como si nada hubiera ocurrido. Y en otras muchas ocasiones, los durmientes que padecen este trastorno del sueño pueden acabar dormidos en otras estancias de la casa.

¿Cuáles son las causas que provocan el sonambulismo?

Una de las pocas certezas que se tienen respecto a la parasomnia del sonambulismo es que se produce durante una de las etapas que integran el ciclo del sueño. Durante las horas que dormimos, pasamos por cinco fases que se dividen de dos formas. Como ya dijimos en este artículo, “podemos distinguir dos etapas diferenciadas que son las del sueño lento o no REM, y la del sueño rápido o también llamado REM. Estos periodos tienen la particularidad de que se van repitiendo y alternando a lo largo de cada noche”. El sonambulismo tiende a producirse con mayor repetición durante el sueño profundo que no produce movimientos oculares rápidos (MOR) y los sueños son menos vividos. Esto suele ocurrir en las primeras horas de la pernoctación.

Cómo despertar a un sonámbulo

Se suele decir que el sonambulismo afecta en mayor medida a la población infantil que a los adultos. Y, aunque es cierto porque conforme vamos creciendo tenemos menos sueño, hay que tener en cuenta otra serie de causas:

  • Causas hereditarias.
  • Consumo de alcohol.
  • Ingesta de sedantes y ciertos medicamentos como las pastillas para dormir.
  • Trastornos mentales.
  • Afecciones como las convulsiones.
  • Trastornos neurocognitivos que provocan una disminución de las funciones mentales.

¿Se puede despertar a un sonámbulo sin provocarle daños o poner en peligro su integridad física?

Más allá de las causas e incluso la curiosidad en sí de ver a una persona caminar dormida, la gran pregunta relacionada con el sonambulismo atañe directamente a si tenemos que despertarla o no. Siempre se dijo que despertar a un durmiente sonámbulo podía provocarle un infarto. ¿Es esto real?

Este falso mito que nos acompañó durante toda la infancia no es cierto. De hecho, según indican muchos expertos, es bastante difícil, por no decir imposible, despertar a un sonámbulo. En general, los durmientes que padecen esta parasomnia están tan profundamente dormidos que no pueden captar nuestra presencia. Y, mucho menos, sentir nuestros intentos de despertarlos. Eso sí, volvernos muy insistentes en nuestro intento de hacerlos despertar puede desorientarlos y angustiarlos.

Lo ideal en estos casos es, simplemente, acompañarlos a la cama de manera tranquila. Como si fuéramos un agente de tráfico, indicarles suavemente el camino hacia la cama para que vuelvan a acostarse. Y, por supuesto, ni van a sufrir un accidente cardiovascular ni, mucho menos, van a morirse en este intento.