La contaminación acústica empeora la calidad del sueño

Feb 28, 2023 | DESCANSO | 0 Comentarios

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación acústica ya es uno de los principales causantes ambientales que provocan problemas de salud en todo el mundo. Los datos que maneja la OMS apuntan a 16.600 fallecimientos y 72.000 hospitalizaciones a causa de los estridentes ruidos del día a día. Y si hay una víctima que sobresale por encima de todas, esa es la calidad de nuestro descanso. El ruido es un problema que afecta a la conciliación del sueño y que puede generar trastornos como el insomnio.

¿Qué es la contaminación acústica? Principales factores que la forman

El ruido ambiental y la contaminación acústica son los causantes de muchas alteraciones del sueño. Y como ya hemos aprendido en este blog de Maxcolchon, una de las principales causas de la mala salud. Dormir mal es la puerta de entrada de enfermedades físicas y mentales.

Pero, a ¿qué llamamos contaminación acústica? Si volvemos a la Organización Mundial de la Salud, encontramos que definen el ruido ambiental a cualquier sonido que supere los 65 decibelios (db). Y, profundizando aún más, cualquier ruido ambiental que supere los 75 decibelios se convertiría en dañino, superando el umbral del dolor si se alcanzan los 120 db. Respecto a la contaminación acústica nocturna, es decir, la que puede alterar nuestro sueño, los ruidos que superan los 30 db ya supondrían un problema para el descanso.

El ritmo de vida actual también afecta a las propias ciudades. Hoy en día nos exponemos de manera constante a los cláxones de los coches, el tráfico, las constantes obras que taladran el suelo, los aviones sobrevolando el espacio urbano, los gritos que rodean las salidas de los colegios… Como puedes ver, la contaminación acústica está formada por multitud de factores, aunque sus principales causas son las siguientes:

1. Tráfico de los coches en las ciudades

Si tuviéramos que establecer el gran causante del ruido que padecen las ciudades, ese sería el ocasionado por el tráfico de los coches. Dependiendo del tipo de calle en el que vivas, puedes estar exponiéndote a los 90 decibelios de los cláxones de los coches o, aún más grave, los 100 db que alcanza el claxon de un autobús urbano.

2. El tráfico de los aviones

El flujo de aviones sobre una ciudad no es el mismo que el que sufrimos a pie de calle, pero su nivel de contaminación acústica también es importante. Y es que cada avión que nos sobrevuela produce unos 130 decibelios.

3. Las obras de construcción

Prueba a hacer este ejercicio: sal a la calle a caminar unos 20 ó 30 minutos y cuenta todas las obras que te topes a tu paso. Nuevos edificios, reparación de aceras, socavones, reasfaltados, operarios trabajando con el sistema eléctrico… Sea cual sea el motivo de la obra, estamos hablando de una contaminación acústica de 110 db por cada martillo hidráulico.

4. Bares, pubs y restaurantes en horario nocturno

Imagina una calle repleta de ocio nocturno en forma de bares, terrazas, chiringuitos, pubs y gente entrando y saliendo de estos locales. Cada uno de estos lugares puede generar 110 decibelios. Sin duda, la peor pesadilla para la conciliación del sueño.

5. Mascotas y animales por la calle

El ladrido de un perro puede llegar a superar los 60 decibelios, alcanzo cotas de 80 db en razas más grandes.

Así afecta la contaminación acústica a nuestra salud

El principal problema con la contaminación acústica es la forma que tiene de generar problemas de salud, en especial los asociados con la alteración de sueño que provoca en las personas.

– Enfermedades y molestias físicas

Una exposición constante al ruido nocturno nos puede provocar desde una agitación respiratoria y aceleración del pulso hasta un aumento de la presión arterial. Además, nos hará padecer dolor de cabeza y trastornos diversos como gastritis, colitis, infartos.

– Problemas de índole psicológico

Ni que decir tiene que la contaminación acústica que deriva en una mala higiene del sueño acabará provocando estrés, ansiedad, depresión, irritabilidad, agresividad, falta de concentración, cansancio y pérdida de memoria.