Dormir a tu Bebé en Verano o Con Calor: 9 Consejos

Si te preocupa cómo ayudar a dormir a tu bebé en verano, el artículo te ofrece varios consejos prácticos para garantizar su descanso. En primer lugar, mantén la temperatura de su habitación entre 20 y 22 grados, ventilándola adecuadamente y evitando corrientes de aire directas. Viste a tu bebé con pijamas ligeros de algodón y utiliza sábanas finas para evitar el sobrecalentamiento. Un baño tibio antes de dormir puede ayudar a regular la temperatura corporal y facilitar su relajación. Además, no olvides mantener a tu bebé bien hidratado y opta por alimentos ligeros. Finalmente, aunque los días sean más largos, intenta mantener sus horarios de sueño lo más consistentes posible para que pueda descansar mejor durante las calurosas noches de verano.
Si tuviéramos que ceñir cuál es el principal motivo de felicidad entre los seres humanos, ese sería el hecho de tener un hijo. Pero a la alegría infinita que hay inherente en la paternidad y maternidad, aparecen las preocupaciones. Desde los llantos provocados por los cólicos a la dificultad de dormir a un bebé en los meses de verano. Si ya es complicado conseguir que concilien el sueño por la noche, en los meses de verano el escenario se complica.
La cantidad de veces que los bebés se despiertan a lo largo de la noche se multiplicará casi de manera exponencial a causa de las altas temperaturas y el mero hecho de que los días se alarguen. Como padres primerizos, ¿cómo conseguir que nuestros pequeños se duerman en época estival?
Partiendo de esta pregunta, nos irán apareciendo otras como el hecho de encender o no el aire acondicionado, la conveniencia de refrescarlos o cambiar los hábitos y horarios. No te preocupes, en Maxcolchon hemos recopilado una serie de tips que te ayudarán a dormir a tu bebé, aunque ahí fuera marquen 30 grados.
1. Temperatura adecuada para dormir al bebé en verano
Mantener una temperatura adecuada en la habitación es esencial para que tu bebé duerma bien en verano. Lo ideal es que la temperatura esté entre los 20 y 22 grados. Puedes usar un termómetro para asegurarte de que el ambiente sea cómodo y refrescar la habitación antes de acostar al bebé.
Evita corrientes directas de aire de ventiladores o aire acondicionado, ya que podrían provocarle incomodidad. Si no tienes aire acondicionado, ventila el cuarto durante las horas más frescas del día y utiliza cortinas opacas para reducir el calor.
Un ambiente fresco y ventilado ayudará a que tu bebé concilie el sueño más rápido y descanse mejor durante la noche.
2. Cómo tapar al bebé en verano
En verano, es importante tapar a tu bebé de manera ligera para evitar el sobrecalentamiento. Utiliza una sábana fina de algodón, ya que este material es transpirable y permite que el aire circule mejor, evitando que el bebé sude en exceso.
Asegúrate de que la sábana solo cubra su torso y piernas, dejando los brazos y la cabeza descubiertos para regular su temperatura. Si la noche es muy calurosa, es posible que ni siquiera necesite estar tapado, en cuyo caso bastará con vestirlo con un pijama ligero y fresco. Lo importante es que el bebé esté cómodo, sin capas excesivas, para que pueda dormir sin interrupciones debido al calor.
3. Qué ropa de cama usar para tu bebé en verano
Sabemos que los adultos tendemos a dormir desnudos en verano (sobre todo las noches más calurosas), pero nuestro bebé siempre ha de dormir vestido. La premisa fundamental sobre la que cimentar el tipo de pijama es que sea cómodo, fabricado con tejido natural (algodón 100% a ser posible) y, sobre todo, que sea muy transpirable.
Si a estos elementos le sumamos otros factores como que carezcan de etiquetas y dispongan de costuras planas que faciliten la comodidad y proteja la piel de los roces, conseguiremos un descanso infantil más que fresco y suave. Y, por supuesto, cumple estas mismas directrices pero aplicadas a la ropa de cama.
4. Ventilación de la habitación de nuestro bebé en verano
Una correcta ventilación en la habitación de tu bebé es clave para asegurar un ambiente fresco y confortable durante las noches de verano. Mantener el aire en circulación ayuda a reducir la acumulación de calor y a evitar que el ambiente se vuelva sofocante.
La forma más sencilla de ventilar es abriendo las ventanas durante las horas más frescas del día, como temprano en la mañana o al atardecer, permitiendo que entre aire fresco.
Si vives en una zona muy calurosa, no pasa nada por hacer uso de ventiladores. ¿Cómo? Colócalos estratégicamente para que el aire circule sin que esté dirigido directamente al bebé, evitando que se enfríe demasiado o se sienta incómodo. Los ventiladores de techo o los de pie pueden ser útiles para mantener la habitación a una temperatura más agradable. Asegúrate también de limpiar los filtros de los ventiladores regularmente, ya que la acumulación de polvo puede afectar la calidad del aire.
Otra opción para mejorar la ventilación es el uso de cortinas ligeras o persianas que bloqueen la luz solar directa, pero que permitan el paso de una brisa fresca. Durante las horas más calurosas del día, mantén las ventanas cerradas y las cortinas bajadas para evitar que el calor entre en la habitación. Esto ayudará a que la estancia se mantenga más fresca y agradable para que tu bebé pueda dormir mejor.
5. Uso del aire acondicionado con nuestro bebé en verano
Es la primera pregunta que una madre y un padre primerizos se hacen al llegar la época estival: “¿puede perjudicar el uso del aire acondicionado a mi bebé?”. Es normal tener esta duda. Pero, por regla general, sabemos que la utilización indiscriminada de este dispositivo es perjudicial para nuestra salud, ¿por qué no iba a serlo con los más pequeños?
Afortunadamente, no hay que preocuparse tanto. Tanto estos aparatos como los ventiladores no son negativos para los bebés. Al menos, su uso con sentido común. Es decir, limpia los filtros, que no le llega el aire de manera directa y, lo mejor de todo, enfría el ambiente de su habitación antes de que le acuestes en la cuna. De esta forma refrescarás el ambiente y no estará expuesto a su corriente.
6. Baño antes de dormir con agua tibia
Uno de los rituales más eficaces para preparar a tu bebé para dormir en verano es el baño antes de acostarlo. No solo es una práctica relajante, también ayuda a regular la temperatura corporal, lo que resulta fundamental cuando el calor aprieta. Para ello, te recomendamos un baño con agua tibia. No debe ser ni muy fría ni demasiado caliente, solo lo justo para que el bebé sienta una agradable sensación de frescor. El objetivo es reducir la temperatura corporal sin provocarle una sensación de frío repentino, lo cual podría alterar su tranquilidad.
Este ritual también favorece la relajación muscular, haciendo que su cuerpo entre en un estado de calma propicio para el descanso. Además, el agua tibia ayudará a que tu bebé se sienta más limpio y cómodo, eliminando el sudor acumulado durante el día. Puedes aprovechar este momento para interactuar con tu bebé de forma suave y cariñosa, creando un ambiente sereno antes de dormir.
Después del baño, seca bien todas las zonas sensibles, especialmente los pliegues de su piel, para evitar irritaciones. Y recuerda, al final del baño, viste al bebé con ropa ligera y transpirable para que mantenga la frescura lograda en el agua.

7. Hidratación del bebé en verano
La hidratación es clave para mantener la salud de tu bebé durante los meses más cálidos.
Al igual que los adultos, los bebés son propensos a perder más líquidos en verano debido al calor, por lo que es esencial asegurarse de que estén bien hidratados en todo momento. La leche materna o la fórmula será su principal fuente de hidratación, por lo que es recomendable ofrecerle el pecho o el biberón con mayor frecuencia que en otras épocas del año.
Si tu bebé tiene más de seis meses y ya ha comenzado con la alimentación complementaria, puedes introducir pequeñas cantidades de agua, siempre consultando con tu pediatra antes de hacerlo. Recuerda que el agua no debe reemplazar las tomas de leche, ya que esta sigue siendo su fuente principal de nutrientes. También es importante observar las señales de sed en tu bebé, como el aumento en la demanda de tomas, sequedad en los labios o llanto sin motivo aparente.
Además, es fundamental mantener su piel bien hidratada. En verano, el sudor y el calor pueden provocar sequedad en la piel del bebé, por lo que es aconsejable utilizar cremas hidratantes ligeras para proteger su piel. Esto evitará posibles irritaciones y asegurará que se mantenga cómodo y fresco durante todo el día.
8. Alimentación del bebé en verano
En los meses de verano, la alimentación de tu bebé influye directamente en su capacidad para dormir bien por la noche. El calor puede hacer que los bebés se sientan incómodos y menos hambrientos, lo que a veces provoca que coman menos durante el día. Sin embargo, asegurarse de que estén bien alimentados e hidratados es clave para ayudarles a conciliar el sueño.
Las tomas regulares de leche materna o fórmula mantienen a tu bebé nutrido y lo hidratan, algo fundamental cuando las temperaturas son altas y el sudor puede llevar a una pérdida de líquidos.
Además, si tu bebé ya está introducido en la alimentación complementaria, ofrecerle alimentos ligeros y fáciles de digerir antes de dormir, como purés de frutas o verduras frescas, puede ayudar a que su sistema digestivo no se sobrecargue, evitando molestias estomacales que interrumpan su descanso.
Es importante evitar las comidas copiosas o pesadas antes de acostarlo, ya que una digestión pesada puede dificultar el sueño. Mantener una alimentación adecuada y espaciada a lo largo del día contribuirá a que tu bebé esté más tranquilo y cómodo a la hora de dormir, lo que se traduce en noches más largas y un mejor descanso incluso en las noches más calurosas.
9. Horarios del bebé en verano
Igual que sucede con el trasiego constante de los viajes y cambios de vivienda, lo mismo pasa con los horarios. Partiendo de la base que en verano los días son más largos, disfrutamos de más horas de luz y hasta cambiamos de hora, resulta más complejo poder cumplir ciertos hábitos. Sin embargo, esto no es óbice para que nuestro reloj biológico siga su funcionamiento. E igual ocurre con los bebés.
A partir de los 3 meses, los recién nacidos comienzan a formar su propia higiene del sueño, por lo que en verano también pueden sufrir estas irregularidades. Para mitigar todo este contexto, no te quedes hasta muy tarde por la calle, protégelo del sol y sus rayos, baja las persianas, no cenéis tarde y acuéstalo aproximadamente a las mismas horas que el resto del año.