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Almohadas: Todo lo que necesitas saber

Las almohadas tienen una vida útil que alcanza los dos años de duración. Una vez sobrepasado ese tiempo podemos experimentar un declive de sus cualidades y prestaciones iniciales. El motivo de este desgaste es la exposición que sufren a elementos nocivos: ácaros, polvo, moho, derramamiento de líquidos, sudor, esporas de la piel…

Para poder proteger la almohada de todos esos elementos indeseables, lo ideal es adquirir una funda de almohada que sí podremos lavar. Se trata de modelos transpirables y que protegen nuestra salud.

Si te has decantado por una almohada de 105x35 centímetros de largo, debes hacer uso de ella en una cama de las mismas dimensiones como mínimo y hasta 120 centímetros de ancho como máximo.

La clave a la hora de elegir cualquier elemento que forme nuestro equipo de descanso radica en nuestras propias necesidades. Y en el caso de la elección de una almohada de 105x35 centímetros comienza por nuestra postura favorita al dormir.

Esa posición natural que adoptamos de manera inconsciente mientras dormimos es el pilar de la calidad de nuestro descanso. Por eso resulta importante acertar con el tipo de almohada. Tanto la altura como su material remarán a favor o en contra de nuestra postura.

Por ejemplo, si tiendes a dormir boca arriba, lo ideal para la calidad de tu descanso es que apuestes por una almohada fabricada con material viscoelástico. En su defecto también puedes escoger una alternativa como son los modelos de copos rellenables. Al tratarse de almohadas de firmeza intermedia, tu posición casará con el material principal que las componen.

Si eres de los que prefiere dormir de lado, modelos de látex o viscoelástica con firmezas y densidades altas serán las más adecuadas. Y si no puedes evitar acabar boca abajo, una postura que no recomiendan los expertos, almohadas de fibras y copos rellenables con poca firmeza serán las más adecuadas.