La leyenda de la noche de San Juan
La noche de San Juan está rodeada de un misticismo muy superior a la de otras efemérides. Ni siquiera el 31 de diciembre se acerca al nivel de leyenda que impregna la celebración del 23 de junio. Y aunque el ambiente puede ser más festivo en lugares mojados por playas, la realidad es que cada rincón del país tiene su forma de celebrarlo. Porque cada rito tiene asociada su propio mito, fábula y tradición.
Las diferentes teorías sobre el origen de la noche de San Juan
Han pasado siglos y seguimos sin conocer con exactitud el origen de la noche de San Juan. Por un lado, existe una corriente popular que traslada su leyenda a la Edad Media. Una época donde la oscuridad generaba terror entre la ciudadanía. Para combatir ese temor, se creó una costumbre de índole festivo. Una especie de ritual para celebrar la luz del sol. ¿Y qué mejor noche que la más larga del año? De esta manera, llevaríamos casi 8.000 años celebrando el solsticio de verano.
Sin embargo, esta leyenda sobre la noche de San Juan tan solo es una teoría más. En realidad, la teoría más extendida nos lleva al propio nacimiento de San Juan. Según los libros de historia, el Imperio Romano adoptó el nacimiento de este santo como un símbolo de la reconversión al cristianismo. Cuando los romanos abandonaron las creencias politeístas, San Juan Bautista se levantó como símbolo. De esta manera, se asoció su nombre al agua y su cualidad purificadora. Es decir, al bautismo. Por todo ello, la teoría más extendida sigue siendo esta.
Entonces, ¿por qué saltamos las hogueras?
Siguiendo esta última corriente que retrae el origen de la noche de San Juan al nacimiento del santo, encontraríamos también las hogueras. Además de asociar la festividad al agua, lo purificador y el bautismo, la leyenda dice que Zacarías, padre de San Juan Bautista, encendió una hoguera para anunciar que su hijo había nacido. Con la conversión de esta festividad cristiana en una efeméride pagana, la población decidió impregnar la noche del 23 de junio con fuego y hogueras. Y prendiéndolas en una playa, se conseguía unificar las dos teorías más extendidas sobre el origen.
Otras leyendas sobre la noche de San Juan
La paloma de fuego
Siguiendo con la leyenda más extendida sobre la Noche de San Juan, la que está asociada con la figura del santo, hallamos una versión más extendida. En ella, San Juan Bautista se encuentra bautizando a Jesús de Nazaret en el Río Jordán. Justo en ese momento, una paloma cuya cabeza está envuelta en una llama, vuela por encima de ellos. La leyenda habla de que fue una demostración de la presencia del Espíritu Santo. Por ello, tanto el fuego como el agua se convirtieron en los grandes símbolos de la noche del 23 de junio.
Los caballos del Diablo
Existen leyendas por toda la península asociadas a la efeméride de San Juan. Por ejemplo, en Cantabria se habla de siete caballos que galopan entre las tinieblas cada 23 de junio. Cada uno de ellos es de un color distinto, e incluso uno de ellos tendría forma de libélula. La leyenda habla de que están cabalgados por siete demonios, siendo uno de ellos el Diablo. Durante la noche de San Juan cabalgan por el cielo entre llamas, humo y azufre, destruyendo la flora que se interpone a su paso.
El hada que concede deseos
Mucho más agradable y luminosa es la leyenda que nos lleva al pequeño pueblo valenciano de Font de la Jana. En dicha localidad hay una fuente donde cada noche de San Juan aparece la Joanaina. Esta hada tiene la capacidad de conceder deseos siempre y cuando te comprometas a subirla desde el municipio con ella en la espalda. Eso sí, está prohibido mirarla. De lo contrario, el hechizo desaparecerá. Y ella también.
