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Fundas de almohada: Todo lo que necesitas saber

La frecuencia para reemplazar una funda de almohada dependerá en gran medida de su desgaste por el uso continuado y también del lavado regular. Porque, aunque estas fundas están diseñadas para resistir múltiples lavados, lo más recomendable es sustituirlas cuando comiencen a mostrar signos evidentes de desgaste.
Uno de los indicadores más comunes lo encontramos cuando el tejido empieza a aclararse, mostrando un desgaste que puede afectar la integridad del tejido y la eficacia de la funda para proteger la almohada.

Las fundas de almohada suelen confeccionarse con una variedad de materiales comunes utilizados en la ropa de cama. Uno de los más habituales es el tejido de 50/50, compuesto por una mezcla de 50% poliéster y 50% algodón. Esta combinación ofrece durabilidad, resistencia al arrugado y es fácil de cuidar. Por otro lado, las fundas de almohada confeccionadas con 100% algodón son muy populares, presentando diferentes hilos que determinan su suavidad y calidad. Además, el satén es otro material empleado para estas fundas, ofreciendo una superficie lisa y brillante que aporta un toque de lujo y suavidad al descansar.
Estos distintos materiales nos ofrecen características muy diferentes que van desde resistencia y durabilidad hasta la suavidad y comodidad. Por lo tanto, la elección del material para la funda de almohada dependerá de las preferencias individuales, el confort que busquemos y las necesidades específicas de cada tipo de durmiente.

Las almohadas son propensas a acumular una variedad de sustancias, incluyendo sudor, cabellos humanos e incluso células muertas, lo que crea un ambiente propicio para el crecimiento de ácaros y bacterias. Por eso es muy importante protegerlas con un protector de almohada.
Sin embargo, también podemos utilizar las fundas de almohada que vienen con cualquier juego de sábanas o bien podeos comprar a aparte. Estas fundas de almohada actúan como una capa adicional que resguarda la almohada de manchas y desgaste directo, prolongando su vida útil y facilitando su limpieza y manteniéndolas libres de alérgenos, lo que resulta esencial para la salud de las vías respiratorias y la prevención de reacciones alérgicas.
Este cuidado higiénico no solo contribuye a un ambiente de descanso más saludable, sino que también impacta positivamente en la calidad del sueño.

La principal diferencia entre una funda de almohada y una funda de almohada protectora la encontramos en sus propósitos y diseño.
En primer lugar, la funda de almohada protectora está diseñada principalmente para brindar una barrera física adicional entre la almohada y el usuario. En la mayoría de las veces, la podemos encontrar en color blanco y confeccionada con materiales específicos que actúan como escudo contra alérgenos, sudor, derrames y otras sustancias nocivas que podrían dañar la propia almohada. Por tanto, esta funda, aunque se ajusta de manera similar a una funda de almohada convencional, tiene un enfoque más orientado a la protección y la higiene.
Por otro lado, la funda de almohada se coloca encima de la funda protectora de la almohada. A menudo, la funda de almohada se incluye como parte de un juego de sábanas y, por lo general, está confeccionada con tejidos que complementan la ropa de cama. Además, a diferencia de la funda protectora, su función principal es decorativa y estética y su gran virtud es la de mantener la cohesión estética del conjunto de la ropa de cama. Y aunque también proporciona una capa adicional de protección, su enfoque principal se centra en el aspecto visual y el estilo, siendo fácilmente lavable y reemplazable para mantener la estética de la cama.